A menudo encuentro personas que no saben, les cuesta o necesitan ayuda para meditar, aunque pueda parecer sencillo, para muchas personas el momento de parar un momento para oxigenar el cuerpo a través de la respiración consciente con los ojos cerrados puede llegar a ser una situación más inquietante que el de su principal objetivo, que es el de relajarse, hay personas que verdaderamente esta práctica les genera ansiedad, agitaciones y palpitaciones, como también la frustración al no poder frenar sus propios pensamientos, emociones, sensaciones y percepciones. Acaban interpretando negativamente esta poderosísima herramienta, resumiéndola en una situación de angustia.
Por otro lado y en este juego dual de la misma vida cruzándose los intereses y necesidades materiales, pasionales, intelectuales y espirituales, me encuentro con personas que en este caso no les provoca nada más que el relajo, ese momento en el que estar conectando con la nada, donde nada pesa, pues no hay densidad y sientes, percibes como todas las células de tu cuerpo se expanden por el lugar y el espacio que habitas, es super enriquecedor donde por un momento puedes sentir como muchas de las cosas que arrastramos en los pensamientos, en las emociones, sensaciones y percepciones no son tan importantes como las consideramos y nos afectan, es tal la sensación. Que muchas de estas personas se quedan verdaderamente colgadas en esa especie de “limbo”, es tal la necesidad de paz en su cotidianidad, que lo usan como un modo de evasión de la misma vida, practicándolo de manera adictiva y olvidando que de algún modo ese limbo, ese lugar en nosotros, pero que cuando lo sentimos es más allá de nosotros, un lugar de regeneración y nutrición física, mental, emocional y espiritualmente celular , donde no existe el tiempo o espacio ha de acabar materializándose en nuestras vidas. Que no es un lugar el cual conectamos para poder continuar sosteniendo la densidad, los intereses y necesidades en nuestras vidas. Precisamente es al revés, esa misma conexión con nosotros mismos es la que nutre e ilumina para poder materializarse en cada una de nuestras vidas, aportándonos mayor paz y beneficios esenciales.
También como explicaba anteriormente en esta vida dual en un mundo en el que compiten los intereses y las necesidades personales me encontrado personas que saben y conocen la técnica, sin embargo, no acaban comprendiéndola por la carencia de la verdadera práctica. No voy a redundar en ellas más que por descubrirlas en la variedad de personas que me suelo encontrar en conflicto con la meditación.
¡El conflicto con la meditación es totalmente natural!
En el silencio nace el vacío, ese pozo profundamente eterno, que se despierta en algún momento de la vida y a partir de ese instante, todo nuestro organismo se focaliza para que ese tenebroso pozo que se abre dentro de las personas no nos trague a nuestros propios infiernos.
La primera vez que me enfrenté a este abismo interno como desgarrador personalmente fue a la edad de los 8 años cuando una profesora de matemáticas nos entregaba a viva voz las notas que habíamos sacado, hasta llegar a la mía: “- Javier un 0 tienes el cerebro de un mosquito” coronándose entre aplausos y risas de mis compañeros por su comentario hacía mí, poniéndole la guinda del pastel a la situación que estaba viviendo, la alarma del colegio, la cual anunciaba el final del día. Lo que provocaba más si cabía la excitación de mis compañeros sobre la situación que en ese momento estaba experimentando y la burla de ellos hacía mí.
Por el pasillo saliendo del colegio noté la sensación de no poder caminar, de no poderme comunicar, sentí todo mi cuerpo, mi energía embriagada por el mismo silencio, un silencio desolador que arraigaba en mí y me desasociaba de la propia realidad. Al alzar la mirada me di cuenta enseguida, de la perspectiva que tenía en ese momento, tanto de mí mismo, como de lo que estaba ocurriendo alrededor mío, era tal que, si se estuviera retransmitiendo a través de una pantalla y por más que quisiera o creyera que pudiera, no alcanzaba en volver a sintonizarme conmigo y la vida… Solo sentía como todos mis sentidos eran absorbidos por una grieta en mi garganta, acrecentando el vértigo al abismo según se abría paso por todo mi pecho hasta la boca del mismo estómago, temblando todas mis extremidades y sintiendo la flojera propia del temblor que sacudía mi cuerpo entero. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba bloqueado y me encontraba cayendo en picado por un eterno abismo dentro de mí.
La sensación fue de angustia eterna de no ver, ni saber, como, cuando y donde agarrarme a mí y salir de ese silencio el cual me había amurallado en mi interior, sintiendo tanta frustración sobre mi persona. Mi cuerpo al cual más zombi, se dirigía solo hacia donde tenía que ir, a la salida hacía mi madre, mientras que yo permanecía dentro de mi cayendo por un pozo sin fondo con la angustia de romperme en trozos al tocar fondo y nunca llegar hacerlo.
Al encontrarme con mi madre la miraba mientras continuaba cayendo por aquel vacío en mi interior imaginando todas las posibles realidades en las que ella iba a tener que lidiar con un hijo con el cerebro como un mosquito, y el más tonto de la provincia, como yo podría también conciliar mi vida.
Fueron unos minutos totalmente aterradores, hasta que mi madre, la cual muy hábil noto que algo me sucedía y al expresárselo, ella siempre tan generosa y bonita saco todas las flores habidas y por haber sobre mi persona y las que no existían recuerdo que con su mirada y su tacto las dibujaba volviéndolas realidad, hasta que por arte de magia lograba arrancarme de mi profundo y eterno vacío.
Esta es mi experiencia, sin embargo, a lo largo de mi camino acompañando a las personas he podido ser consciente de que todas y cada una de las personas atesoramos de alguna manera u otra, ese vacío que nos hace sentirnos perdidos, inferiores y sin sentido, en algunos más corto, largo, estrecho o ancho que en otros, aunque en todos habita. Es entre otros el mayor factor a la dependencia, la raíz a la sobreprotección de nuestra vulnerabilidad y el que tenta constantemente con nuestra pureza, la genuina inocencia.
Por ello existen tantas resistencias para practicar la meditación, siendo para muchas personas un verdadero conflicto. Pues es la herramienta que te enfrenta a tu propio vacío, que te lleva aprender a estar bien en tu propio vacío, aprender a llenar tu propio vacío. Bien hecha la práctica de la meditación te acompaña por si sola a la comprensión natural de todo lo que te está bloqueando en tu vida, para darte la oportunidad de liberarte o transformarte de una manera consciente, adquiriendo mayor claridad energética en tu vida.
Resuelve el conflicto con la meditación
Una buena práctica para reconciliarte con la meditación, notando sus resultados enseguida y generando un juego contigo mismo en el que darte la oportunidad de ser más claro, más consciente sobre ti mismo, sobre ti misma es y no te voy a engañar, enfrentándote a ella.
No obstante, hay una manera en la que poderte apoyar para iniciar esta conciliación entre la meditación y tu personalidad y es la de cómo te decía enfrentarte a ella por 5 minutos solamente, para con los ojos cerrados darte el espacio solamente de inhalar llenándote el abdomen de oxígeno, sosteniéndolo un par de segundos y permitiéndote calmada y lentamente sacarlo por la boca, repitiendo esta respiración durante 5 minutos. Observa, solo observa, no quieras bloquear o parar nada, ni insistirte en un resultado, simplemente observa:
- Si te sientes cómodo/a mientras estas respirando, si no es así donde duele o donde molesta para intentar buscar mayor comodidad, si es por la respiración busca tu forma de hacerlo más cómodo/a, observa también tus sensaciones.
- Tus pensamientos también obsérvalos que dicen, donde dan vueltas, pero permanece respirando y presente en ti mismo/a
- Tus sentimientos, que te muestran si permanecen neutrales, cálidos o agitados, mientras los observas podrás reconocerlos mejor en ti.
- Observa las percepciones que tengas, no juzgues nada, ni interpretes o construyas opiniones ni suposiciones, simplemente obsérvalas.
Cada observación que realices mientras estes meditando es la información que precisas para poder materializar en tu vida diaria mayor bienestar, aportándote como mencionaba mayor claridad energética para una vida, tu vida consciente.
¿Meditamos?